domingo, 17 de junio de 2012
Rózsa vino con el plan de dirigir una policía
El café restaurante Buena Vista, ubicado en una vía peatonal turística de Budapest, era uno de los favoritos de Eduardo Rózsa Flores. En ese lugar comió por última vez con su novia, Linda Szászvári, y su mejor amigo, Bálint Nagy. Ocurrió el 30 de septiembre de 2008 y su vuelo, cuyo destino final era Santa Cruz de la Sierra, estaba previsto para las 16:00 de Budapest. “Aquel día él se mostró de buen humor”, dice el joven empresario húngaro que entabló una amistad íntima con Rózsa desde 1998.
Bálint estuvo esa tarde en el aeropuerto para despedirlo. Desde entonces, ambos hablaron por chat con alguna frecuencia hasta el día de la muerte del héroe húngaro-croata, de la que se enteró por los medios informativos. Dos días antes del trágico final le había enviado por correo electrónico el que fue el último poema de su autoría. Tanto el mejor amigo de Rózsa como su novia saben de la misión que lo llevó a Santa Cruz de la Sierra, con ligeras variantes en las versiones. Lo que no hacen es identificar a los que contactaron al hombre que murió en el tiroteo del hotel Las Américas.
“Imposible hacerlo, solo él sabía quiénes lo llamaron. También es imposible que el Gobierno de Evo Morales lo haya llevado de su lado”, asegura Bálint.
El mejor amigo de Rózsa prácticamente ratifica lo que Eduardo Rózsa le dijo el 8 de septiembre de 2008 en una entrevista al periodista húngaro András Kepes, pero amplía más la versión de que vino a Santa Cruz para diseñar un plan de defensa de la región.
“Eduardo estaba apalabrado para ser el comandante de la Policía de Santa Cruz y se alistaba para recibir el apoyo y el voto del ‘Parlamento’ de Santa Cruz. Él fue a conformar una Policía y, por supuesto, la Policía utiliza armas. Su prioridad era un plan de protección y de defensa de Santa Cruz de los ataques de la armada boliviana. Sin embargo, al llegar se encontró con una situación diferente a la que le dijeron y se enojó mucho. No era la situación que había preparado en su plan”, relató Bálint Nagy.
La viuda de Rózsa también tiene su versión sobre el viaje. Ella asegura que en 2007 alguien de Santa Cruz lo contactó para invitarlo a ser asesor político de un grupo. Lo llamaron dos veces, pero no pudo partir porque sufrió un infarto del que se recuperó durante ese tiempo en su casa.
Linda Szászvári niega que su novio haya estado en Bolivia en 2007, como lo registra Carlos Valverde Bravo en su reciente libro ¡Maten a Rózsa! En la publicación última del comunicador aparece una copia del carné con identidad falsa del hombre abatido en el hotel Las Américas, presuntamente adulterado en Potosí durante su supuesta visita en marzo o abril de ese año. Jorge Hurtado Flores era el nombre que habría utilizado y con el que se registró en un vuelo por el interior del país, supuestamente financiado por la embajada de Venezuela, según la hipótesis de Valverde Bravo.
Para respaldar su afirmación, Linda Szászvári muestra el pasaporte original húngaro de Eduardo Rózsa Flores, en el que se tienen registros de sus viajes realizados antes de 2008 por Indonesia y Sudán, lo que descartaría que haya estado en Bolivia antes de aquel año.
En su visita a Budapest, EL DEBER verificó en el documento que guarda la novia de Rózsa que el 5 de abril de 2005 el excombatiente de la guerra de Croacia visitó Sudán por primera vez para inaugurar un hospital, como parte de su labor de voluntariado como vicepresidente de la comunidad islámica húngara. Tuvo una segunda visita a ese país el 22 de abril de 2007 para entregar equipamiento hospitalario. También el pasaporte registra una visa para el ingreso a Indonesia el 31 de enero de 2005, donde llevó ayuda tras el desastre del tsunami.
La mujer porta el último documento original con el que viajaba Rózsa, cuya vigencia abarcaba el periodo del 19 de enero de 2004 al 19 de enero de 2009. Ella cree que tuvo un paso por Bolivia y Chile probablemente en 2001 y en los años previos a su muerte estuvo sobre todo en Europa. A Rumania habría viajado en 2004.
Como Bálint, Linda Szászvári también descarta que el Gobierno de Evo Morales haya llevado al héroe croata a Bolivia. “A Eduardo lo llamaron algunos cruceños, no lo llamó el Gobierno de Evo. No podemos decir varios cruceños, sino algunos. Querían que sea una especie de asesor político, ya que escribía en ese tiempo varios artículos sobre la situación política de Bolivia. No era asesor de guerras ni de terrorismo. Tampoco viajó por dinero, ya que él no era un mendigo”, afirma, mientras recuerda que él cada día se informaba desde Hungría de las noticias de Bolivia, sobre todo en el tiempo previo a su partida.
Aunque tanto Bálint como Szászvári se reservan las identidades de quiénes lo contactaron, el amigo de Rózsa mencionó a una persona de nombre Igor con el que el exsoldado y periodista húngaro-croata-boliviano sostenía conversaciones sobre la política del país donde encontró la muerte. “Eduardo no habló de Santa Cruz hasta 2008, cuando comenzó a charlar con una persona de nombre Igor sobre Santa Cruz”, apunta el hombre más cercano del acusado de liderar un grupo terrorista.
Edith Tóásó, hermana de Elöd Tóásó, detenido desde abril de 2008 en la cárcel de San Pedro por el caso Rózsa, protesta contra el Gobierno por la acusación contra su familiar, pero también contra algunos miembros de la oposición y por los que trajeron a los europeos que cayeron en el hotel Las Américas. “Ellos saben la verdad, pero son unos cobardes, porque no salen a aclararla”, dice en relación con algunos de los cruceños que contactaron a Rózsa y cuya identidad se mantiene aún en reserva.
Para Bálint, el general croata fue víctima de una infiltración de gente del Gobierno, como el capitán Wálter Andrade e Ignacio Villa Vargas, alias El Viejo. “No tuvo contacto con el Gobierno. Es posible que lo hayan engañado y esa gente lo pudo haber matado”, acotó .
Un héroe húngaro-croata que odió el comunismo
“Aquí se puede vomitar”, reza un letrero escrito en húngaro sobre un busto del líder comunista Stalin, instalado en la casa-campo de Eduardo Rózsa, a unos 60 kilómetros de Budapest, donde vivió sus últimos meses en Hungría. Se sabe que durante algunas de las fiestas que realizaba el excombatiente de Croacia usaba ese espacio para que sus amigos vomitaran, lo que refleja el odio que le tenía en el final de sus años al régimen estalinista.
En el portón de la vivienda hay otro letrero con grandes letras: “Renunciar!!! (al comunismo)”. El final ideológico de Eduardo Rózsa contrasta con su inicio en la política. Su padre Jorge fue ‘un marxista y ateo recalcitrante’ (definición hecha por él mismo), que tuvo que huir de la dictadura banzerista de los 70 para asilarse en Chile con su familia en el último año del gobierno de Salvador Allende. Tras la muerte del presidente chileno, otra vez se fueron por la fuerza a Hungría, donde Rózsa dice haber sufrido años más tarde su primera desilusión del socialismo de János Kadar. Eduardo había tenido antes algunas experiencias juveniles de pintadas de muros a favor de la Unidad Popular y luego su vivencia durante dos meses en un campo de refugiados en las afueras de Santiago de Chile.
Ricardo Herrera, periodista de EL DEBER, lo retrata en una entrevista que realizó años antes de su incursión en Santa Cruz. “Soldado y héroe en Croacia. Corresponsal en Albania, poeta en Hungría, activista en una misión humanitaria en Irak. Agente secreto, actor, productor de documentales y articulista de medios”.
Terminado el bachillerato en Hungría, ingresó en una escuela militar con el deseo de volver a América Latina con experiencia castrense. Después de ese paso lo enviaron a la Academia F.E. Dzerzhinski en la Unión Soviética, que llevaba el nombre del fundador de la Cheka, antecesora de la KGB. Rózsa afirma que allí sufrió la segunda desilusión del socialismo. “Me di cuenta de que todo era puro teatro, palabras vacías, que no significaban nada”, sostuvo.
A su regreso a Hungría, ingresó a los servicios de Inteligencia, donde conoció al terrorista Ilich Ramírez Sánchez, alias El Chacal. Sin embargo, decidió dar un vuelco a su vida con el ingreso a la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Budapest, donde estudió literatura comparada, lingüística y politología. Mientras se formaba, trabajó para la agencia Prensa Latina. A finales de los 80 fue nombrado segundo corresponsal en Hungría de La Vanguardia de Barcelona, que lo destinó a Albania, donde se gestaba el derrumbe del estalinismo. En paralelo trabajó para la BBC, medios con los que llegó en 1991 a Croacia, donde cubrió durante tres meses la guerra.
La muerte en esa confrontación de su amigo, el periodista croata Zarko Kaic, a manos de los serbios, hizo que se presentara ante el comandante de la guarnición que defendía Osijek. Fue el primer extranjero en alistarse en la Guardia Nacional Croata y formó la Primera Brigada Internacional, que reunió a más de 380 soldados de más de 20 países que apoyaban la causa de Croacia.
Bálint Nagy hace notar los méritos militares de Rózsa cuando dice que tras la declaración de independencia de Croacia el gobierno le dio esa nacionalidad y el grado de coronel. Después le otorgaron el grado de general y una pensión que nunca cobró. Simplemente la dejó en el banco.
Su novia Linda tiene una versión algo diferente sobre la participación del boliviano en el conflicto de Los Balcanes. Según la mujer, Rózsa formó una brigada de protección de los periodistas extranjeros que cubrían la guerra, luego de la muerte de algunos. “Eran unos 300 periodistas que agarraron las armas. No recibieron dinero y lucharon por la paz en Croacia, entre 1991 y 1994”, asegura.
Bálint, que conoció a Rózsa en 1998, durante una conferencia sobre la guerra de Croacia, refirió que este fue entrenado como soldado hasta noviembre de 1991 y en el verano de 1992 se hizo asistente de fuego.
En diciembre de ese año volvió a Budapest y luego a Croacia, donde permaneció hasta 1994. Trabajó con la ONU en brigadas de paz para Bosnia y en 1995 retornó a Budapest, donde se instaló en un céntrico edificio.
Tuffi Aré Vásquez. Hungría
Manipulación del Gobierno
Vladimir Peña / Secretario de la Gobernación
Lo que vivimos en 2009, la bomba que explotó en la casa del cardenal Julio Terrazas no debe repetirse. En torno al caso Rózsa tenemos una posición clara y firme.
Fue manipulado por el Gobierno para incriminar a la oposición, para sacar rédito político electoral y para alimentar el discurso del separatismo y de división del país. Ha habido una influencia muy fuerte del Gobierno sobre este caso.
Fue un hecho que no debe volverse a repetir porque se trató de un operativo, de una ejecución planificada lo que ocurrió en el hotel Las Américas.
Después vino una suerte de viacrucis a todas las personas afectadas en la investigación que ha dejado más sombras que luces.
Lo único que se ha visto es mellar la dignidad de muchas familias, violando los derechos fundamentales de las personas.
Después de varios años existen varias personas detenidas cuando ya ha pasado un largo tiempo de aquellas tres muertes que marcaron al país y a sus familiares.
Un escenario armado
Nicolás Rivera /Vicepresidente del Comité Cívico
El caso Rózsa es un tema jurídico que no tiene posibilidad de tener un resultado, de manera que no hay condiciones para que eso concluya jurídicamente. Existe la posibilidad de que en un mediano plazo se torne en algo inmanejable. Pero mientras le sea útil, el Gobierno lo va a seguir usando, puesto que resulta una situación bastante simbólica para él.
Están utilizando el discurso antimperialista, de unidad, valores que todos los bolivianos creemos.
Me parece que todo lo que se haga en materia investigativa, institucional y periodística es importante para revelar algo que ha generado una ruptura con demasiada violencia en la sociedad boliviana. Por lo que me enteré, esto fue algo armado con la finalidad de tener un chivo expiatorio que justifique el desarrollo de la violencia frente a los adversarios políticos. Fue promovido por las esferas gubernamentales y probablemente algunos incautos pensaron que esa situación era algo real.
El Deber
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